Desde 1880 está documentada la vinculación del bisabuelo de la estirpe de los Domínguez con la elaboración de vinos.
Precisamente, su rostro preside como una inequívoca seña de identidad las etiquetas de las botellas. Con todo, la bodega como tal la fundó en 1953 José Domínguez Domínguez, pero no sería hasta época reciente cuando la cuarta generación, que da el apellido a la actual explotación, se planteó concentrar las tierras en una bodega de pago que se integraría en 1993 en la D.O. Tacoronte-Acentejo.
Con una superficie de 12 hectáreas de viñedos propios, Bodegas Domínguez cultiva unos varietales autóctonos que son la base sobre la que se sostiene la filosofía y el compromiso de alumbrar unos vinos netamente canarios. El resultado, unas marcas que, añada tras añada, Bodegas Domínguez pone con orgullo en el mercado: Tinto Selección Negramoll, apuesta decidida del enólogo; Domínguez Clásico, un caldo comodín capaz de acompañar cualquier tipo de plato; Malvasía Clásico, criado en Punta del Hidalgo, con aguas de El Batán y por la marecía, más Blanco de uva tinta.